Sabías tu que el Café fue descubierto por el mundo entero aprox. por los años 500 dC. Antes de eso no se tiene información exacta del mismo. La primera cafetería se abrió en Constantinopla alrededor del siglo XVI. Las bebidas que ahí se preparaban no tenían nada que ver con las que saboreamos hoy en día, los métodos para la preparación de nuestros cafés al día de hoy se han modernizado tanto, que podemos disfrutar perfectamente de una taza sin que ésta se queme, se amargue, o se modifique su composición química. En años anteriores, las preparaciones quedaban tan amargas que la gente le tenía que agregar leche, azúcar, miel, etc, para equilibrar un poco el sabor.
Es de hecho así como llega el café a Italia, la Iglesia era tan poderosa que fue parte fundamental de la distribución del grano por lo que adoptó al café como parte básica de la dieta de los monjes
ya que podían estudiar más horas, rezar hasta la madrugada, habiendo registros en los que éstos creían que los hacía más inteligente. El Café con leche llegó a Italia pero por cuestiones genéticas la gran mayoría de los habitantes del sur de Italia eran intolerantes a la Lactosa, por lo que empezaron a consumir el brebaje sin leche. Es precisamente en esta cultura donde se inventa el Café Espresso. Bebida corta de 1 onza que se produce a base de aplicar agua a aprox. 92° C por un porta filtro a una presión de 9 atmósferas sobre una cantidad de entre 7 y 9 gramos de café. Los italianos se volvieron expertos en la preparación de éste sublime extracto. El Espresso deberá contener, bajo las condiciones correctas de elaboración un equilibrio perfecto de tres aspectos fundamentales: Amargura, Dulzura y Acidez. Y son éstas tres porque son los principales parámetros que mide nuestro sistema del gusto en la boca. La dulzura se mide con la punta de la lengua, la acidez por los lados de la lengua por medio de las papilas gustativas y la amargura con el tallo de la lengua. Si alguna de las tres es más profunda, nos sacará de equilibrio y dejará el sabor de la taza en segundo plano, puesto que estaremos más preocupados por lo que sentimos en nuestra boca.
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